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La primera ministra australiana Julia Gillard tiene toda la razón.

Puede que Australia haya emergido de la crisis financiera mundial relativamente ilesa en muchos sentidos.

Pero el mundo es un lugar diferente ahora y la posición de Australia en el orden jerárquico mundial ha mejorado.

Y para eso, tendrá que pagar un precio construyendo, como dice Gillard, "una nueva economía australiana".

Ciertamente, uno puede hablar sobre la dependencia del país de la industria minera y su necesidad de ampliar su base de manufacturas en respuesta a las crecientes necesidades de sus vecinos asiáticos.

También se puede discutir su continua fuerte exposición a China, que tras meses de incertidumbre parece estar logrando el aterrizaje suave que es importante no solo para la economía mundial sino también para Australia.

Las políticas cautelosas de los bancos australianos también fueron elementales para ayudarlos a evitar la tormenta financiera y mantener a flote la economía australiana mientras muchas de las otras grandes economías mundiales colapsaban.

Pero es la implacable e inevitable apreciación del dólar australiano durante este periodo lo que probablemente fuerce los cambios económicos.

Entre el inicio de 2009 y el final de 2011, el índice mensual ponderado del dólar australiano, calculado por el Banco de Inglaterra, subió desde 75 a cerca de 105 y alcanzó un máximo de apenas sobre 109 en un punto de mayor del año pasado.

Para los funcionarios de política australianos, esta fue una ayuda útil para mantener la inflación bajo control. Pero también fue una carga para los exportadores.

Y, como la misma Gillard parece reconocer esta semana en un discurso, esto no va a cambiar.

Una combinación de bancos fuertes, una economía fuerte y una China fuerte han aumentado en los últimos años el atractivo del dólar australiano como un lugar para invertir.

Sí, el interés no ha sido constante y los flujos de inversiones frecuentemente se han revertido cuando aumentaban las preocupaciones sobre la economía mundial en su conjunto.

No obstante, las retiradas se han vuelto menos frecuentes en los últimos meses, especialmente a medida que la tercera mayor moneda del mundo, el euro, pierde cada vez más popularidad.

La moneda única fue durante mucho tiempo el destino principal de los flujos de diversificación al tiempo que los bancos centrales buscaban una alternativa al dólar para sus reservas internacionales.

Pero con la interminable crisis de deuda de la zona euro y la posibilidad de que la propia economía de la eurozona muestre un crecimiento mínimo en los próximos años, los bancos centrales solo han estado interesados en salir a la caza de alternativas para sus reservas.

Aunque el tamaño limitado de los mercados del dólar australiano hará que muchos bancos sean cautelosos a la hora de incrementar demasiado su exposición, la demanda por la moneda solo se ha incrementado.

Una muestra del ritmo al que han aumentado las negociaciones del dólar australiano se puede ver en el último sondeo del Banco de Pagos Internacional, el cual mostró que la participación de la moneda australiana en el volumen total aumentó a 7,6% en 2010, desde apenas 3% en 1998.

Debido a que el interés de los inversionistas solo ha aumentado desde entonces, Gillard tiene razón al preparar a Australia para adaptar su economía a una moneda más fuerte, debido a que el país completo juega un rol mayor en el escenario económico mundial.

Y a medida que crece la liquidez del dólar australiano, este rol se expandirá y la necesidad de una nueva economía australiana se volverá aún más apremiante.

El AUD / USD ha fallado en romper la resistencia de los 1,08 y el hecho de que el dólar se está fortaleciendo contra los principales pares puede tomar el australiano hasta 1,05 o incluso por debajo (40% -50% de los niveles de Fibonacci).

buenos días,

Este informe se publicó ayer, merece la pena echarle un vistazo aunque sólo sea por los gráficos para ver por donde anda la economía mundial y la australiana....

http://www.rba.gov.au/publications/smp/ ... f/1113.pdf